domingo, 30 de septiembre de 2007

Porque en mi cabeza


todavía puedo soñar

Y cuando veía que el amor se alejaba junto con él,
noté que La Muerte venía con su guadaña, manchada
de sangre, mentiras y tristeza.
La notaba cerca de mí, Ella estaba disfrutando con
la situación, y veía mis pensamientos como una película
recién filmada, lista para estrenar. Se mofaba de mi tristeza
y legaba sus conocimientos de Muerte a mis ojos, cayendo
así un suero de lágrimas irreparables, tan quebradas que
caían a trozos sobre el duro cemento que construía el
paseo marítimo, a la vez que el hacha que golpeaba mi corazón.

Ya con la cabeza cabizbaja, sin esperanzas de sobrevivir,
una fuerza me hizo alzar la cabeza y mirarle. Se había parado
y se giraba lentamente cual girasol cada día, hasta que al final,
mirándome, vino hacia a mí, dándome así un abrazo en el que,
no nos convertimos en uno, reparamos la cicatriz que habíamos
construído al separarla y volvimos a ser, entonces, un solo hente,
invisibles a los ojos de los demás pero permanentes en nuestras
retinas y siempre presentes en cada uno de nosotros.


Because nobody will take the dreams from me...

viernes, 28 de septiembre de 2007

Lalala [8]


Y cuando pienso que te quiero solo veo cuchilladas de dolor clavándose en mis ojos, pensando día sí día también como poder quitarte de mi cabeza para dejar de soñar contigo, para dejar de estar obsesionada contigo. Cuando pienso cómo pude enamorarme de tí, mi mente se ve borrosa, veo una neblina blanca espesa que no deja leer mis recuerdos ni tampoco ojear tus miradas, las que me has regalado y que me he quedado para mí, quedándose en mi mente, valorando cada una de ellas como la más valiosa de las obras de arte.
Siguiendo una rutina cada día, una rutina sencilla que se basa en pensar en tí y sufrir sabiendo que no te tendré y lamentándome consumiéndome pensando en que tampoco hago nada por conseguirte, por hacer un trueque de corazones, quedándome con el tuyo, cosiéndolo a mi vestido rosa, quedándose siempre conmigo, a la vez que tu guardas en tus bolsillos el mío.
No lamento ni me arrepiento haberme enamorado de tí, lo único que veo útlimamente es...
decirte que te quiero al oido y no escuchar ni una molécula de mis palabras, ni una mínima fracción de la frase que resume todo lo que siento por tí.